3 de agosto de 2014

Dije que iba a escribir y no lo hice. Como tantas cosas que digo que haré y no hago.
Tengo una pila de ropa esperando ser acomodada. Una pila de apuntes esperando ser leídos. Una pila de pensamientos esperando ser tenidos en cuenta.

¿Cómo hago para dejar de patear las cosas y evitar que me exploten en la cara?

Qué difícil es tomar decisiones.

Necesito desestancarme -ni siquiera sé si existe la palabra-.


De a poco, muy de a poco, estoy llegando a la conclusión de que hay cosas rotas que no pueden arreglarse.

Tal vez los pedazos de vidrio esparcidos por toda la casa son los que no me permiten caminar.

14 de julio de 2014

Gimnasio

Todavía hay cosas que no puedo poner en palabras. O en imágenes. O en música. Cosas que siento que flotan a unos centímetros de la superficie, sin poder salir. No se hunden, pero tampoco emergen.

De a poco intentaré retomar esto de la escritura que abandoné hace tanto.
Tal vez me ayude a echar un poco de luz sobre tanta penumbra.

El uso del lenguaje implica un ejercicio. Y para hablar de ciertas cosas... estoy en un pésimo estado.

14 de abril de 2010

Es lo que hay.

Creo que estoy pasando por una etapa fatalista.

Tengo la visión casi constante de que todo puede terminar en un minuto.

Mi vida, mi trabajo, mis pasiones, mis amores, el mundo.. todo.

Es algo totalmente probable, por supuesto. Pero me refiero a que me cuesta mantener esa visión de "Tengo tiempo", de hace unos años.

Años. Me impresiona lo que te permite este tipo de espacios.

Y como fatalista (y egocéntrica) que me considero, siento que tengo miles de cosas por expresar.

Así o asá, bien o mal, políticamente correcto o incorrecto.

Muchas cosas de las que me arrepentiré, sin dudas, como mi bendito fotolog, con posteos que dan vergüenza como este.

Pero ellos son... yo. Todos. O todas. Todas mis versiones. Mis metamorfosis.

Con sus fotos, sus letras incorrectamente utilizadas, sus tildes al revés, imágenes que nadie entiende, frases con un doble sentido que sólo era doble para mí, para la que fuí.

Para la que subsistía con mate, y la que lloraba con un centímetro.
O para la de las ojeras que creía que era el reflejo de la felicidad.
Para la autosuficiente, o la automutilante.
Para todas.

Esto es para mí.


Porque no quiero que mañana alguien afirme saber lo que yo pensaba o pienso, lo que sentía o siento, lo que vivía o vivo, lo que fui y lo que soy, me decidí a exponerlo al mundo (dije que estoy fatalista).

Y no hablo de contar acerca de mi primera menstruación (y ellos dicen: "Ay, qué asco"), o de la primera vez que me puse en pedo.

O sí, ¿quién sabe?

Este espacio necesita una limpieza general, pero no mediante la censura, sino a partir de nuevas maneras.

Pienso dar mi visión de las pequeñas o no tan pequeñas cosas, de lo vivido, de los proyectos y los pareceres. Aquello que amo, o aborrezco. De lo que me arrepiento y lo que repetiría.

Y lo hago aquí, porque es donde siempre pude ser, sin temor a dar nombre y apellido (o a no darlo en lo absoluto).

Dejaré de lado la poesía, aunque siempre seré lo suficientemente autoexigente para ponerme límites.

Sólo quiero plasmar.. me.







Esta soy yo, por mí. Y por nadie más. O por todas las que soy.

Para que no les digan, y no les cuenten.

31 de marzo de 2010

Trabajo Insalubre I

Lo único que tengo para desayunar son galletitas Cerealitas húmedas. Pocas.





Al menos yerba hay.





¡Así no!

23 de marzo de 2010

Hipótesis

No puedo dejar de preguntarme quién sos. Cómo habría sido conocerte hace 3 años. Ni más, ni menos.

Tres.

Me mata la curiosidad de imaginarte tan diferente, de imaginarme tan idéntica, tan fantasmal.

Te veo con una cerveza en la mano, yo con un vaso de seven up.

No te habría cruzado en un bar, y muchísimo menos en un boliche, pero de sólo pensarlo, me río sola.

Te prendés un pucho, te miro con rechazo. Odio el olor a cigarrillo. Odio el aliento a cigarrilo. Odio el cigarrillo.

Estamos al aire libre, indefectiblemente. No tolero los ambientes cerrados llenos de música, y gente, y humo, y alcohol. Estamos al aire libre.

Apoyada contra una pared, me mirás. Nada demasiado llamativo, sólo una cara de traste que no se disimula ni con el mejor maquillaje.

Mis amigas me dejaron plantada otra vez.

Te acercás.

Tomás cerveza, fumás, definitivamente no sos mi tipo.

Pero estoy aburrida, y me resultás... interesante.

Hablamos de música. Yo no caso un fulbo de lo que me nombrás, pero me hago la entendida y tiro algún chiste irónico en el medio, para hacerlo más entretenido.

Te reís. Un poco por compromiso, pero te reís.

Mandás algún chamuyo barato, otra frase clichè, y terminás preguntándome por qué estoy sola.

- Es la costumbre - te respondo.

No lográs procesar del todo la respuesta, tu estado no te lo permite.

Vaya a saber por qué me nombrás una película, y mis sonrisas comenzaron a ser más sinceras.

Empiezo a olvidar el cigarrillo, a obviar la cerveza de la que no te despegás.

Ya no sos uno más de los que "siempre viene por acá".

Pero la conversación se torna un poco densa para un sábado a la noche. Tengo sueño, estoy enojada y vos estás en pedo.

Te aburrís un poco. Me hago rogar. Histeriqueo.

Me decís que tus amigos te llaman.

Me das un beso en la mejilla.

Jamás te vuelvo a ver.












Sí, creo que así hubiese sido.

22 de marzo de 2010

Él y yo, fantasmas.

Tengo que admitirlo, soy celosa.

Como el 80% de las mujeres (tal vez un poco menos), hago todo lo posible por disimularlo.

Pero claro, no celo a mi novio, o a mi hermano, o a una amiga.

Celo fantasmas.

Los persigo, los exploro, los busco.

Algunos con más ímpetu que a otros, inevitablemente.

Los puteo, los añoro, los envidio.

No los entiendo.

Pueden vivir sin mí. Pueden vivir con alguien más.

Me mintieron.

Le mintieron a mi fantasma.

Es una lucha de pasados, un tirón de pelos histórico.












- Te tiene que importar 3 pitos, Daniela.

- Me importa 3 pitos pero no puedo evitarlo, son casi las 12 de la noche y el pasado está a tan pocos clicks de distancia.







¿Cómo era yo antes de vos?
¿Cómo eras vos antes de mí?
Algún día vas a tener que decírmelo.

Algún día quiero que me lo digas.
Quiero conocerte completo, no por cuotas.

5 de febrero de 2010

Tormenta Mental Versión 2.0

Llueve.

Sigue lloviendo.

Y me sigue gustando.

Pero diferentes circunstancias.

Rodeada de números y responsabilidades.

No hay renovación.

Ya no hay agua que valga.

Ni película.

Ni libro.

Ni vos (por suerte).

Trueno.

Melancolía.

Estos días son eso.. pura melancolía.

Eso no cambia.

Pero..

¡ZAS!

Teléfono.

Mirá, uso los dos signos de exclamación.

Cambios.

Muchos.

¡ZAS!

Recuerdos (siempre recuerdos).

Pero con olor a humedad.

A guardado.

A escondido.

A tiempo.

Tanto tiempo.

Suspiro.

¡ZAS!

Viejo.

Casi tanto que se pixela.

Años.

¿Cuándo pasaron tantos años?

¡ZAS!

Mentira.

Todo de papel.

Inflamable.

Reciclado.

Palabras.

¡ZAS!

Palabras.

¡ZAS!

Palabras..

¡BASTA!

Silencio.

Calma.

Pero de la interna, la de verdad.

Tantas palabras en este espacio.. pero TANTAS.

Para vos.

Años.. tantos años.

Y siempre ahí.

Intacto.

Inmaculado.

Inmutable.

Innegable.

Vos.

Otro vos.

Otra yo.

Casi tanto otros que te cruzo y es como un deja vú.

Como una vida pasada.

Como un alma pasada.

Un amor pasado.. como los fideos.

Nos pasamos.

Nos fuimos al carajo.

Menos mal.

Estábamos demasiado rotos.

No había descosidos.

¡ZAS!

Ahora el irrespetuoso sos vos.

Pero irrumpís en mis pensamientos en puntitas de pie.

Gracias por la delicadeza.

Gracias por estar tan pero tan lejos.

Tanto que no me permitís dilucidar si realmente exististe.



Eras real.






Tan real como para romper mi corazón de polvo volátil.