6 de diciembre de 2008

¡FREEDOM!

No me importa si no puedo dormir la siesta. Si fumo un cigarrillo de más, hago una cuadra de menos o no puedo negarme a una factura. No me afecta en lo más mínimo que falte yerba, que falte él o que falte poco. Mucho menos que mi padre no aparezca, que mi vida sea un quilombo o que mi madre no recuerde la edad que tengo. No sé si debo trabajar, dudo recordar mis coreografías o todos los teléfonos que tengo que marcar.



Soy inmune a tus "te quiero", veo claramente en la niebla y mis piernas ya no tiemblan.



Vuelvo a sentir mis latidos, como si de a poco mi máquina de sangre comenzara a funcionar luego de años de reiniciarse sin parar.



Jamás ví una mujer más radiante en mi vida, que aquella que puedo ver en el espejo en este preciso instante. Con una serie de sensaciones encontradas, indescriptibles, intrasmisibles. Aquellos que me conocen hace años, hace meses, días, incluso los que ni siquiera saben como me llamo; ninguno de ustedes me ha visto así, creo que mis otros yo tampoco pueden creerlo.



¿Alguna vez esperaron algo tanto tiempo que llegaron a un punto en el que creyeron vivir en una parodia de "The Truman Show", en la que nada salía como querían y aquello que deseaban jamás llegaba?¿Alguna vez desearon algo con todas las fuerzas de su alma, tanto que si no se repetían a diario el motivo de su lucha no se levantaban de la cama? Realmente intento transmitir mis sentimientos en este preciso instante, pero son tantas las emociones que me inundan que no encuentro palabras, analogías.. ni siquiera físicamente puedo expresarlo, a menos que me miren a los ojos.



Hoy es el día más feliz de mi vida. Y no hablo de una felicidad plagada de resentimiento o alivio. En lo más mínimo. Las innumerables veces que imaginé este momento, supuse que la alegría me manipularía de tal manera que terminaría bailando en bolas en el obelisco. Pero para mi sorpresa (porque incluso a mí me sorprendo), nada de eso sucedió. No encuentro otra razón más que la indescriptible sensación de que estoy soñando.



Sí, efectivamente esto tiene que ser un sueño.



O la innegable ratificación de que si uno quiere, puede.



Y aunque muchísimas veces no quise, aquí estoy. Respirando, eligiendo y disfrutando.



Porque no puedo negarlo, este año lo DISFRUTÉ.



Disfruté cada pelea, cada almuerzo, cada desgaste, cada esfuerzo, cada abrazo y cada puñal. Lo saboreé desde la primer hasta la última imagen.



Hoy termino mi colegio secundario y no derramé una lágrima, ni una. No por insensibilidad, ni porque me fuese indiferente. Tampoco porque no me lleve gente hermosa que quiero con el alma (será poca pero está), ni por aquella que no me interesa volver a ver. Supongo que no lloro porque creo que es el momento, porque vivir esto me hizo lo que soy.



No me gustaría que nadie se ofenda con lo que digo, simplemente intento esclarecerme lo que me sucede. Le estaré eternamente agradecida a mis años en ese colegio, en ese curso y en ese grupo humano, ni más ni menos que porque ahora sé lo que es pelear por lo que uno realmente quiere, superar adversidades y poder crecer.



Y no crecer para ser más adulto, ni más serio, ni más responsable, sino crecer para aprender a ser feliz en todo momento, en todo lugar, sin esperar a que algo grandioso suceda o que determinadas personas sea atropelladas por un colectivos o que el reloj avance 1000 horas en 10 minutos.



Crecer es ser feliz, en el antes, el durante y el después. En el presente, que es el que va a acompañarnos el resto de nuestras vidas. Conservo dolores, risas, ironías, bailes, fotos, confianzas y sangre. Me quedo con todo lo que me transformó, incluso con aquello que hoy no repetiría.



Hoy no dudo de que todo llega, de que la fortaleza está incluso cuando no queremos verla, de que un tropezón no es caída y que no hay nada más hermoso que sentirse orgulloso de uno mismo, no por los logros, sino por el recorrido.



No me arrepiento de absolutamente nada, porque haber llegado acá hace que se me infle el pecho al gritar:



¡DANIELA BANI, EGRESADA 2008!



(Se le agradece al Señor Scar por recordarme de la existencia de este espacio. Me zarpé en cuelgue, en fin, volvimos.. ¿volviste?)